El mes de mayo contiene una de las fechas más importantes y celebradas en el mundo. En algunos países como Guatemala, Chile, México y el nuestro; el Día de la Madre se celebra el 10 de mayo.
En Estados Unidos, Canadá Honduras, Colombia, Suiza, Australia, Brasil, Perú, Uruguay es el segundo Domingo de Mayo. En España, el primer domingo de mayo, en Paraguay el 15 de mayo y Bolivia lo celebra el 27 de mayo. Y para cerrar bien el mes, en otros países como en República Dominicana, Haití, Francia y Nicaragua se celebra el 30 de mayo.
A diferencia de los anteriores, en Costa Rica se celebra el 15 de agosto, en Argentina es el tercer domingo de octubre, en Panamá el 8 de diciembre, en Reino UNido es el cuarto domingo de cuaresma. En Rusia no se celebra el día de la madre, se celebra digamos, el mismo día que el de la mujer.
Este día es una celebración familiar, donde los hijos celebran el amor de madre y no sólo eso; si no también su valentía, sus sacrificios, las enseñanzas recibidas, al amor incondicional, su apoyo, los sufrimientos en silencio, las oraciones elevadas a diario por ellos, la comida hecha con amor. En fin, se celebra todo lo que una madre da o se da por un hijo. ¡Es el tiempo de devolver tanto!
A veces he oído algunas frases tratando de quitar el mérito a ellas, por ejemplo: ¿y qué hace una madre, que no haga un padre? En realidad, creo que hay padres excepcionales, pero la mayoría no se pueden comparar con una madre, ¿por qué?
Empecemos por el principio, los padres no llevan y cargan a los hijos por 9 meses en su vientre, no sufren una tan sola consecuencia hormonal en su cuerpo (la que en muchos casos queda para toda la vida), y física, mucho menos. No sufren físicamente el dolor del parto que sólo la que es madre sabe de verdad que es un dolor de parto. O las heridas, o consecuencias de una cesárea y a veces, hasta parálisis por el resto de la vida.
No tienen ni una consecuencia en sus cuerpos de lo que pudo o no salir mal, o de los errores que pueda cometer el médico tratante de la mujer. Su cuerpo no se deforma para el resto de la vida, no quedan marcas en él, como las estrías que quedan en nosotras. No sufre para nada en la fase de recuperación después del parto. Cuando tuve mi primer bebé, que fueron 21 horas de labor, mi médico me dijo: tener un hijo es equivalente a correr un maratón, sin haberte preparado para ello.
El stress al que el cuerpo se somete en el parto, es similar al correr esos 42.195 km de un solo tirón y sin preparación, que generalmente dura un máximo de 6 horas en promedio, no 21! ¿No sintieron en ese momento que se les rompían los huesos, o que se les reventaba el alma? Yo sí. Las unidades máximas de dolor que pueden aguantar los humanos son 45, el equivalente a romperse 20 huesos a la vez y algunas mujeres llegan a soportar 57.
Muchos padres no se desvelan dando de comer a sus recién nacidos en la madrugada: “porque debían ir a trabajar. En mi caso tuve la gran bendición que mi esposo si lo hacía, porque yo trabajaba y debía estar a la misma hora todos los días en mi trabajo, me hubiera desvelado o no. Y así muchas cosas pequeñas o grandes que sólo las mamás hacemos, la lista es infinita y todas la sabemos no es necesario colocarla aquí.
Conozco padres, que nunca bañaron a sus hijos, nunca leyeron un cuento, nunca les llevaron al Dr., nunca pasaron una noche entera en vela por la gravedad de su hijo, ni le ayudaron a su esposa a darle de comer o cambiaron un pañal, o limpiaron el vómito…hay cosas tan triviales que hacemos las madres y que los padres no tienen la capacidad de ver, ni reconocer; pero que de verdad merecen todo el reconocimiento. ¡Porque muchas veces nos vamos a la cama muertas!, después de dar el 500% de nosotras, pero satisfechas de que todo en nuestra casa y con nuestros hijos está ok.
Cuando todos están dormidos, nosotros seguimos despiertas o cuando nadie se ha levantado estamos arriba hace rato, no importa el cansancio que sintamos o como nos sintamos de salud.
Tenemos la capacidad como mujeres de saber que algo malo pasa con nuestros hijos con sólo mirar a sus ojos y sin que nadie nos los diga, tenemos una intuición y un sentido de percepción inigualable. Vemos lo invisible, olemos lo que no se ha cocinado todavía, tocamos algo que no está terminado…todo por el bien de nuestros hijos y casi nunca, nunca nos equivocamos. Como se dice: “Cuando todos van, yo ya vengo”, así somos las madres, ¿cierto o no?
Se que muchas cosas han cambiado hoy en día con respecto a los padres, y es que ahora se preocupan mucho más por ayudar a sus esposas. Quiero dejar claro, que con lo que he escrito arriba no pretendo quitar mérito a nadie, ni mucho menos; pero si, hacer ver que las cosas que una mujer pasa para ser madre, nunca las va a sufrir el padre y son muchas. Es por eso la frase es SÓLO EL AMOR DE MADRE PUEDE…
Cerramos otro mes de mayo y hasta donde cada una esté, reciban de mi parte un fuerte abrazo y la más cálida de las felicitaciones por ese regalo que Dios les ha concedido, el poder ser llamadas MAMÁ. ¿Después de todo lo que se pasa, no es maravilloso ver el amor convertido en persona y poder cuidarlo toda la vida? ¿Qué gran responsabilidad verdad?
Espero que sus hijos sepan llevar a otra dimensión ese amor y esa luz tan grande que les han entregado; y sea cada uno, el reflejo de las virtudes inculcadas y con las que les educaron, simplemente para el bien de este mundo.
Con la pasión de siempre,
Jackie